La cooperación, más que la competencia, ha sido crucial en la evolución de la biodiversidad, así como el éxito y la supervivencia de las especies. El mutualismo existe en muchos ecosistemas donde las especies cooperan de manera beneficiosa. Un ejemplo evidente son las abejas y las flores, que polinizan mientras obtienen néctar. Además en especies sociales como las hormigas, las mismas abejas y los lobos, la cooperación del grupo es esencial para la supervivencia y el éxito reproductivo. También hay organismos viven en simbiosis, como los corales y las algas zooxantelas: las algas proporcionan nutrientes a los corales a través de la fotosíntesis, mientras que estos proporcionan un ambiente protegido a las algas.

En sintonía con esta dinámica natural y social, la ESS promueve una cultura de cooperación como un elemento central para construir relaciones económicas colaborativas, democráticas y transparentes con las que superar el modelo de competencia que aísla a personas, organizaciones y comunidades. En este sentido, se entiende la cooperación como una propuesta de auto-organización basada en el apoyo mutuo y en la solidaridad, dirigida a la satisfacción de necesidades y al logro del bien común. Para ello, teje redes de cooperación que impulsan una agenda colectiva transformadora y espacios que promueven la democracia directa, la participación, la horizontalidad, el respeto a la autonomía, el empoderamiento de quienes participan y la redistribución de poder.

Por eso, para favorecer la cooperación, la carta de principios aconseja:

  • Impulsar modelos de gobernanza democráticos.
  • Generar espacios de participación en las propias entidades.
  • Atender y acompañar colectivamente las distintas necesidades.
  • Desarrollar estrategias para favorecer y canalizar la intercooperación entre entidades. Diseñar y compartir herramientas de intercooperación.
  • Promover y participar en campañas, proyectos e iniciativas comunes que amplíen la capacidad de incidencia y el impacto de las iniciativas.
  • Articular redes de organizaciones que se desplieguen en el ámbito local, regional e internacional.
  • Promover la cooperación público-social-comunitaria para desarrollar políticas afines a la ESS.

Podemos constatar la aplicación de ello en los resultados del informe de la Economía Solidaria, donde la intercooperación entre entidades del mismo sector se constató como una práctica extendida en las organizaciones que conforman el Mercado Social (en sintonía con los años anteriores), donde el 94% intercooperan con otras entidades de su sector, el 86,90% comparte conocimiento (un 86,90%) y un 76,75% también lo hace en meteria de proyectos.

Hablamos sobre todo ello con sectoriales de referencia como:

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