(Bagnolet, Junio 5 de 2024) Ante una crisis climática y ambiental sin precedentes que afecta a países como Brasil, Ecuador, Uruguay, Argentina, Kenia, Tanzania, Afganistán, Francia, Tailandia e Indonesia, entre otros, con olas de calor, lluvias intensas e inundaciones, La Vía Campesina advierte sobre los responsables y hace un llamado a la solidaridad internacional urgente y a una respuesta concertada basada en soluciones lideradas por los pueblos.
LA TRAGEDIA ANUNCIADA
Estudios científicos recientes han revelado que el calor abrasador que azotó Asia y el Medio Oriente a finales de abril, similar a las intensas olas de calor del año pasado, fue 45 veces más probable en ciertas áreas del continente debido al cambio climático inducido por la actividad humana. Durante este periodo, se sintieron temperaturas elevadas en amplias regiones de Asia, desde Gaza en el oeste —donde más de 2 millones de personas enfrentan escasez de agua potable, atención médica insuficiente y otras necesidades esenciales en medio de los continuos ataques aéreos israelíes— hasta Filipinas en el sureste. También en Tailandia, las olas de calor están destruyendo cultivos y tierras campesinas. Los recursos hídricos se están agotando y los días extremadamente calurosos hacen peligroso para los campesinos trabajar en el campo debido al riesgo de insolación. Consecuentemente, tormentas y enormes inundaciones alcanzaron la provincia de Narathiwat en la región del sur profundo de Tailandia en diciembre de 2023, causando la tormenta más fuerte de los últimos 50 años. Muchas partes del continente experimentaron días consecutivos con temperaturas que superaron los 40 grados Celsius.
La Organización Meteorológica Mundial de la ONU y la agencia climática de la Unión Europea, Copernicus, informaron que Europa se está calentando al doble de la velocidad de otros continentes, con un aumento del 30% en las muertes relacionadas con el calor en los últimos 20 años. Este rápido calentamiento afecta más a lxs campesinxs, que luchan contra las sequías, inundaciones y pérdidas de cultivos. Las temperaturas oceánicas más altas de lo normal están causando un aumento en la evaporación, resultando en más lluvias e inundaciones devastadoras en todo el continente. Esto es evidente en Alemania, el norte de Italia, el centro de Inglaterra y Eslovenia, donde las lluvias intensas han provocado inundaciones significativas. En Francia, el contraste es marcado: el sureste sufre de una sequía severa, mientras que el norte enfrenta inundaciones devastadoras. Las falsas soluciones del agronegocio, como los proyectos de mega-balsas, empeoran estas condiciones al monopolizar tierras y recursos hídricos.
Las fuertes lluvias que han inundado Afganistán, Brasil, Burundi, Kenia, Tailandia, Indonesia, algunas partes de Tanzania y muchos países de Europa también son de naturaleza sin precedentes. Mientras que algunos informes atribuyen esto a la Oscilación del Sur del fenómeno de El Niño (ENSO) y lo consideran un acontecimiento natural que ha ocurrido durante siglos, los informes científicos han revelado que un clima más cálido puede contribuir a un aumento en la frecuencia e intensidad del fenómeno de El Niño. Los impactos pueden ser significativos a niveles regionales. En América Central, El Niño provoca lluvias excesivas a lo largo de las costas del Caribe, mientras que las costas del Pacífico permanecen secas. Las lluvias aumentan en las costas de Ecuador, la parte norte de Perú y las zonas del sur de Chile. Los países de África Oriental también experimentan lluvias excesivas con una intensidad aumentada debido al empeoramiento del cambio climático.
La Organización Mundial de la Salud advierte que 3,6 mil millones de personas residen en áreas vulnerables al cambio climático, lo que podría llevar a 250,000 muertes adicionales anualmente para 2030-2050, principalmente debido a la desnutrición, malaria, diarrea, estrés por calor y, ahora, enfermedades transmitidas por insectos, mosquitos y otros vectores. La contribución del cambio climático al aumento de enfermedades transmitidas por vectores en los países de ingresos bajos y medianos de África, que ya están cargados con numerosas disparidades de salud y socioeconómicas, es una preocupación significativa.
Los países del Sur Global, que ya están lidiando con una deuda severa, no tienen los recursos necesarios para responder y adaptarse adecuadamente a estas crisis que afectan principalmente a la clase trabajadora y al campesinado, quienes también sufren de malas condiciones laborales, viviendas inadecuadas y acceso limitado a la salud. Estas catástrofes también representan un gran riesgo para la soberanía alimentaria de los territorios, empujando a más personas a la pobreza extrema y el hambre. Las economías industrializadas y ricas que crearon estas crisis siguen sin querer reconocer su responsabilidad y proporcionar los recursos y capacidades necesarios a los países del Sur.
¡EL AGRONEGOCIO, EL EXTRACTIVISMO Y LAS EMPRESAS TRANSNACIONALES, JUNTO CON SUS BANCOS, SON LOS PRINCIPALES CULPABLES!
El agronegocio y el extractivismo mineral son los principales culpables de la crisis, ya que las altas tasas de deforestación, el acaparamiento de tierras, la pérdida de biodiversidad y la menor capacidad de absorción de los suelos exacerban la crisis ambiental y climática. Asi como la utilizacion de agrotoxicos que matam toda biodiversidad y contribuyen para el desquilibrio de las lluvias.
El capitalismo financiero que con sus bancos dominan el mundo y el sistema alimentario industrial dominado por las grandes empresas transnacionales del norte global,son los principales impulsores del cambio climático, con el agronegocio ahora representando más de un tercio de las emisiones globales de gases de efecto invernadero.
La industria belica del norte global promueve conflitos armados, para poder vender armas, y sustener sus tasas de ganancia, mientras las guerras afectan directamente nuestros ecosistemas y ambiente, ademas de matar a millares de ser humanos. Acabemos con todas las bases militares extranjeras, agresiones y guerras !!
La crisis ambiental que enfrenta el mundo va más allá de la crisis climática y se origina en la forma en que el sistema capitalista organiza la relación entre los humanos y la naturaleza. La producción orientada al lucro explota tanto a las personas como a la naturaleza, agota los comunes y pone en peligro la supervivencia de la humanidad y la vida en el planeta.
Los capitalistas, junto con algunos gobiernos, intentan aumentar sus ganancias mediante la creación del sistema de créditos de carbono, que no cambia en absoluto la realidad ni en términos de biodiversidad ni de emisiones de gases, pero genera ilusiones al vender el oxígeno de los bosques. Una vergüenza.
¡ALERTA DE LA VIA CAMPESINA !
Frente a esta grave crisis, La Vía Campesina ha estado llamando a los estados y gobiernos, a adoptar alternativas concretas y resilientes para las poblaciones afectadas. Insiste en que la lucha contra la crisis climática debe tener voluntad política pero también asegurar que las comunidades tengan control sobre sus territorios, no las corporaciones transnacionales. Es urgente cambiar el sistema y transformar los sistemas alimentarios, identificando a los responsables y sus responsabilidades, e implementando soluciones claras como la Declaración de la ONU sobre los Derechos de los Campesinos (UNDROP), la Agroecología Campesina y la Soberanía Alimentaria, que crean condiciones dignas, nutrición saludable y regeneran la vida y la naturaleza.
La influencia corporativa sobre los estados, gobiernos e instituciones multilaterales que conduce a la inacción climática y el negacionismo absurdo es inaceptable a pesar de las pruebas científicas comprobadas. No podemos continuar con políticas públicas locales y globales ineficientes, implementando leyes, tratados, regulaciones y subsidios que consolidan y fortalecen el capitalismo, el sistema alimentario industrial y sus intereses corporativos.
¡SOLUCIONES REALES, NO FALSAS SOLUCIONES!
El discurso del capitalismo verde y del agronegocio sobre una agricultura inteligente frente al cambio climático, presentada como regenerativa, junto con otros mecanismos como los mercados de carbono y las soluciones basadas en la naturaleza, forma parte de una estrategia de lavado verde. Estas soluciones falsas, históricamente denunciadas por La Vía Campesina en las cumbres de la COP, han resultado en fracasos en los procesos relacionados con las COP climáticas y de biodiversidad en los últimos años y décadas, bajo la influencia del mercado y las empresas multinacionales.
La COP30 sobre el Clima en Brasil en 2025 y la CBD de septiembre de 2024 en Colombia deben marcar un cambio radical. Sin esto, estos procesos corren el riesgo de perder toda credibilidad y legitimidad. En particular, la CBD y la COP30 deben poner en el centro de su agenda la reforma agraria y el uso de la tierra, el agua y los territorios en manos de las poblaciones, al servicio de la producción de alimentos y otros bienes esenciales para la dignidad humana, y no en manos de empresas multinacionales que responden a los caprichos de los más ricos.
Las COP deben servir para encontrar soluciones claras, elaborar propuestas y alternativas al cambio climático en colaboración con los países y la comunidad científica. Estos espacios, ahora dominados por el cabildeo para la expansión de las multinacionales y la acumulación de riqueza en medio de la crisis climática, deben deshacerse de estos actores nocivos y asumir su responsabilidad histórica frente a los pueblos del mundo.
La Vía Campesina ha abogado durante mucho tiempo por soluciones reales que incluyan a lxs campesinxs, pueblos indígenas y pescadorxs, quienes son los guardianes de tierras, bosques, zonas costeras y océanos. Hemos exigido durante mucho tiempo una reforma agraria integral y políticas de uso de la tierra en los países, así como la restauración de la salud del suelo a través de prácticas agroecológicas campesinas y leyes nacionales alineadas con la UNDROP. Más que nunca, necesitamos adaptar ciudades y áreas rurales para enfrentar la crisis climática.
Es imperativo establecer programas de producción agroecológica que aseguren un aumento en la producción de alimentos saludables y en armonía con la naturaleza.
Es esencial promover medidas tributarias que impongan un mínimo del 2% a las fortunas de los multimillonarios (que representan sólo 3.000 familias) e instituir un impuesto universal sobre las ganancias de las corporaciones transnacionales. Esto permitirá la creación de un fondo global para combatir la pobreza, la desigualdad social y el cambio climático.
Estos promueven una transición justa para los campesinos y abogan por reubicaciones en la producción y el consumo de alimentos, garantizando la soberanía alimentaria y fortaleciendo las economías rurales. Arraigados en los principios de justicia climática global, continuamos luchando por reparaciones por la deuda y la injusticia históricas. Todo el financiamiento climático debe estar en manos de las comunidades (¡no de los bancos!), debe venir en forma de donaciones (¡no préstamos!) y debe priorizar tanto la adaptación como la mitigación.
Estas herramientas promueven una transición justa para lxs campesinxs y abogan por relocalizaciones en la producción y consumo de alimentos, garantizando la soberanía alimentaria y fortaleciendo las economías rurales. Basados en los principios de justicia climática global, continuamos luchando por reparaciones por la deuda histórica y la injusticia. Todo el financiamiento climático debe estar en manos de las comunidades (¡no de los bancos!), debe ser en forma de subvenciones (¡no préstamos!), y debe priorizar tanto la adaptación como la mitigación.
Vemos cómo en este sistema capitalista, las consecuencias del cambio climático prevalecen en la mayoría de los países del Sur Global, impactando principalmente a aquellxs que producen todo y poseen poco: trabajadores que viven en lugares socialmente vulnerables dentro de las ciudades, expulsados por la especulación inmobiliaria y las acciones de los estados legitimando el establecimiento de empresas y comunidades cerradas en las ubicaciones más privilegiadas. Por lo que además de problemas sociales como el hambre, la pobreza, la falta de saneamiento, la violencia armada, deben soportar también los problemas ambientales que otros generaron.
La lucha por la justicia ambiental y climática, tanto a nivel local como global, es urgente y debe convertirse en un campo de batalla para que podamos avanzar en la construcción de soluciones reales y verdaderamente efectivas que aborden los problemas ambientales y sociales traídos por el capitalismo.
Por tanto, hacemos un llamado a toda nuestra base social: campesinxs de todo el mundo, trabajadorxs urbanxs, migrantes, jóvenes, mujeres y diversidades, a organizarse y emprender luchas masivas para detener esta locura capitalista que nos conduce a la extinción. Ya estamos pagando un precio demasiado alto con la pérdida de innumerables vidas cada día.
¡La Soberanía Alimentaria enfría el planeta! ¡Derechos campesinos y agroecología campesina para una transición climática justa, YA!
[1] Declaración de las Naciones Unidas sobre Derechos Campesinos y otras personas que trabajan en zonas rurales, UNDROP.
Foto de portada: Socorro en la localidad de Pelotas, afectada por inundaciones en Rio Grande do Sul.