En las últimas semanas, se han publicado dos importantes documentos que subrayan la importancia de la economía social y los desafíos que enfrenta para alcanzar su máximo potencial. La publicación de estos dos documentos, en el marco de Naciones Unidas y de la Unión Europea, refleja el esfuerzo que se está haciendo desde el sector para impulsar, visibilizar e incluir la economía social y solidaria en la agenda pública y política.

Por un lado, en el mes de septiembre, la Comisión Europea ha publicado el informe “Evaluación comparativa del rendimiento socioeconómico de la economía social de la UE”, desarrollado por EURICSECIRIEC International y Spatial Foresight. La investigación pone cifras al sector de la economía social y solidaria en la Unión Europea: 4,3 millones de empresas y entidades, 11,5 millones de empleados remunerados y más de 912.000 millones de euros de ingresos. El principal objetivo de esta iniciativa ha sido evaluar la importancia socioeconómica de la economía social y su contribución a la creación de un entorno sostenible, innovador y resiliente.

Por otro lado, estos días se ha presentado el primer informe del Secretario General de Naciones Unidas sobre Economía Social y Solidaria. El documento «Promoción de la economía social y solidaria para el desarrollo sostenible» documenta el modo en que la economía social y solidaria contribuye a la consecución de la Agenda 2030. Igualmente, subraya los avances y desafíos en la promoción de esta economía a través de marcos jurídicos, normativos e institucionales, así como mediante la educación, investigación y apoyo financiero. Además, se presentan recomendaciones para mejorar la visibilidad y el apoyo a estas entidades, enfatizando su papel en la creación de empleo, la sostenibilidad ambiental y la cohesión social.

Desafíos, prioridades y recomendaciones

Ambos informes coinciden en reconocer el valor de la economía social como motor de desarrollo sostenible y cohesión social, destacando su capacidad para generar empleo y promover la inclusión. Además, identifican desafíos comunes que enfrenta el sector, como la necesidad de mejorar el acceso a la financiación, la falta de reconocimiento y visibilidad, y la necesidad de un marco legal y político favorable. Las recomendaciones en ambos documentos incluyen la implementación de políticas públicas que apoyen el crecimiento y la sostenibilidad de las entidades de economía social, fomentando la innovación social y la colaboración entre diferentes actores.

Por otro lado, los documentos también muestran las prioridades de las diferentes instituciones. En el documento de Naciones Unidas se destaca la importancia  de la cooperación internacional, subrayando la necesidad de alianzas globales y la promoción de buenas prácticas a nivel mundial. También enfatiza el poder de la educación e investigación, como elementos fundamentales para «colmar las lagunas existentes en los conocimientos sobre la economía social y solidaria aportando una visión crítica sobre los modelos económicos y las estructuras de gobernanza diferentes que emplea y que más contribuyen al desarrollo sostenible». Por su parte, el informe de la UE presta atención a la importancia de la medición del impacto social, proponiendo la creación de indicadores específicos y sistemas de evaluación para asegurar la transparencia y la rendición de cuentas. Además, hace hincapié en la innovación y la digitalización como motores de crecimiento, recomendando la adopción de nuevas tecnologías y la formación en competencias digitales para mejorar la eficiencia y la competitividad del sector.

Importancia de los servicios financieros y no financieros

El documento de Naciones Unidas menciona la importancia de los servicios financieros y no financieros en el contexto de la economía social y solidaria. Destaca la necesidad de proporcionar apoyo financiero y no financiero a las entidades de la economía social y solidaria para que puedan operar de manera sostenible y ampliar sus actividades. Se subraya que la falta de reconocimiento formal de estas entidades puede dificultar su acceso a la financiación y a otros recursos esenciales. Además, se menciona que los marcos jurídicos y normativos deben adaptarse para atender las necesidades específicas de estas entidades, facilitando su acceso a servicios financieros y no financieros.

Aunque en los informes no se menciona explícitamente a las finanzas éticas, el apoyo a la economía social y solidaria es una de sus señas de identidad. Un ejemplo de ello son las medidas adoptadas por Fiare Banca Etica para el apoyo a la economía social, como adaptar el sistema de evaluación a las entidades sociales (definiendo hasta 150 indicadores agrupados en áreas de valor como gobernanza, trabajo, calidad del producto o medio ambiente, entre otros) o bonificaciones en los tipos de interés. Un apoyo clave para liberar todo el potencial de la economía social como motor de desarrollo sostenible.